El castillo de Bellver ubicado en Palma de Mallorca (Islas Baleares), empezó a construirse a principios del siglo XIV bajo las órdenes del rey Jaime II de Mallorca, figura fundamental de la efímera corona mallorquina. Pedro Salvá fue el arquitecto local elegido para llevar a cabo el proyecto, que se daría por concluido en 1310. En el apartado pictórico, Salvá contó con la colaboración de Francisco Cabalti, encargado de decorar con frescos las estancias interiores del castillo.
Historia del castillo de Bellver
A pesar de que Jaime I de Mallorca estableció su corte en el castillo, esta tradición no se mantuvo entre sus sucesores, que prefirieron Bellver como residencia de verano. A lo largo de su historia también fue utilizado como refugio durante una epidemia de peste, concretamente, durante el reinado de Pedro IV de Aragón, aunque siempre manteniendo su espíritu de fortaleza militar. Durante la rebelión de las Germanías, asó como cuando los turcos atacaron el territorio, el castillo de Bellver sirvió de puesto defensivo privilegiado.
Características del castillo de Bellver
Su aspecto exterior pone de manifiesto que en sus orígenes se concibió como un edificio que combinara las funciones palaciega y defensiva. Su estructura no es la de una fortaleza clásica española y destaca por la originalidad de su diseño arquitectónico. Alrededor de un patio circular se ordenan diversas dependencias, a las cuales se accede a través de una hermosa arquería de estilo gótico.
En cuanto a su torre del homenaje, se trata de una construcción circular, al igual que el resto de torres y garitas del castillo. Destaca por su gran altura y para salvar la distancia que la separa de la fortaleza cuenta con un puente de arco ojival. Rematada por 38 modillones almohadillados, se levanta alrededor de 15 metros sobre la plataforma que sirve de base. En el interior de la torre se encuentra el espacio conocido como «la Hoya», una sombría cámara subterránea que fue utilizada como calabozo. Se accede a ella por un agujero circular cubierto por una losa de piedra.
Precisamente, el uso como cárcel es el que ha ocupado más años de la historia del castillo de Bellver. Hasta el siglo XX acogió entre sus muros a prisioneros, entre los que destacan personajes ilustres como Gaspar Melchor de Jovellanos o los generales Lacy y Martínez Campos.