Castillo de Burgalimar

Castillo de Burgalimar

El castillo de Burgalimar se encuentra inscrito en el término de la localidad jiennense de Baños de la Encina, Andalucía, controlando el antiguo camino cordobés hacía Despeñaperros.

Según reza una placa que hay en la entrada, la mandó construir Al-Hakam II en el año 968. Durante esta época tuvo periodos inestables pasando alternativamente de manos cristianas a musulmanas hasta que fue conquistada finalmente por Fernando III el Santo en el año 1225.

La planta de la alcazaba es de forma elíptica y cuenta con cien metros el eje mayor y cuarenta y seis el menor. Esta jalonado por catorce torreones de planta cuadrangular, además de la torre del homenaje, llamada la «almena gorda» por los lugareños. Todo el conjunto se encuentra almenado y provisto con escasos vanos, lo que proporciona una imagen compacta y sólida a todo el conjunto. Tanto la torre del homenaje como el patio de armas, desprovisto de construcción alguna, son reconstrucciones de época cristiana de los siglos XIV y XV.

Castillo de Burgalimar

Bajo el patio del castillo de Burgalimar queda camuflado un gran aljibe, de dos naves y cubierto por una bóveda de cañón, que proporcionaba agua a los habitantes y que aún conserva restos del enlucido de tono rojizo que se aplicaba a las paredes para evitar la putrefacción de las aguas.

Al interior del recinto se accede mediante una portada de doble arco de herradura donde se conserva una copia de la inscripción conmemorativa de la inauguración de la fortaleza en época islámica. La inscripción original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Castillo de Burgalimar

Todo el conjunto esta construido empleando la técnica del tapial, distinguiéndose el color rojizo que adquiere toda la edificación debido al uso de la arcilla. Mención aparte merece la torre del homenaje, que fue reconstruida posteriormente en sillarejo, modificando una de las torres originales.

El castillo de Burgalimar es conocido también como la fortaleza de los siete reyes, pues allí habitaron ese número de monarcas, con inquilinos tan ilustres como Alfonso VII o Fernando el Católico. Detalle significativo es el privilegio que concedió el Consejo de Europa en 1969, como conmemoración de su milenario, por el cual permitían que la bandera de la Comunidad Europea pudiera ondear en lo alto de su torre. De este modo solo dos castillos en toda Europa (el castillo de Florencia es el otro) ostentan este honor.

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