El castillo de Calatrava la Vieja se sitúa a 5 kilómetros de la ciudad de Carrión de Calatrava (Castilla-La Mancha) y constituye una antigua ciudad fortificada. Las primeras referencias que existen de Qalat Rabah (Calatrava), antiguo nombre de la ciudad, son del año 785, en época de Abderramán I.
En las guerras civiles entre toledanos y cordobeses jugó un importante papel: el castillo de Calatrava La Vieja fue destruido parcialmente por las tropas toledanas en el año 853, pero el emir Muhammad I ordenó su inmediata reconstrucción, convirtiéndola así en el principal bastión en la zona del poder omeya cordobés.
Posee una extensa muralla, la mayor parte de época omeya, y que cuenta con 44 torres de franqueo, de las que dos son albarranas. Dos de las torres son de planta pentagonal y el resto cuadradas.
La puerta de entrada del castillo de Calatrava La Vieja se sitúa en el lado sur y está flanqueada por torres de mayor tamaño que los del resto del recinto. En la zona occidental, defendida naturalmente por un terreno escarpado, las torres son de menores dimensiones.
El castillo de Calatrava La Vieja esta rodeado por un foso húmedo, que en la parte norte aprovecha el cauce del río y en el resto del perímetro es artificial. El foso se alimentaba de las aguas del Guadiana, tiene más de 750 metros de longitud y una profundidad de 10 metros.
Desde el año 1984 se han acometido diversas obras de restauración y estudio en el castillo de Calatrava La Vieja, promovidas por organismos autonómicos. La Escuela Taller Alarcos también ha colaborado en la recuperación del recinto y en los trabajos arqueológicos.