Después de haber sufrido algunas obras de reconstrucción, el castillo de Carlos V se erige flamante en el municipio guipuzcoano de Hondarribia. Esta pequeña villa del País Vasco es una de las que mejor ha sabido salvaguardar sus monumentos patrimoniales. A pesar de que los hallazgos prehistóricos sin el mejor testimonio para situar el nacimiento de la villa hace más de 800 años, no sería hasta la Edad Media española cuando se forja la primera estructura poblacional de Hondarribia. Será este el momento de la construcción del antiguo reino de Navarra.
Fue el año 1203 cuando el castillo de Carlos V pasó a jurisdicción de Castilla, y recibió del rey Alfonso VIII, rey de Castilla y Toledo, la Carta Puebla. Era el documento en la que se recogía la autoridad de la villa en el norte de España.
Por la situación fronteriza de la localidad, se vio obligada a mantener un sistema de defensa constante a través de sus murallas y torres de vigilancia. De ahí que sea el más importante recinto amurallado de Guipúzcoa y que mejor conserva sus puestos de vigía, puentes o portones.
La fortificación fue construida en el siglo XII sobre un recinto anterior por orden de Sancho II Garcés Abarca, rey de Navarra y conde de Aragón entre los años 970 y 994. La fachada, que hoy puede todavía admirarse, se atribuye al emperador Carlos V a raíz de su visita en el año 1539. A pesar de que el castillo de Carlos V fue destruido, en gran parte, por los franceses en el año 1794 durante la Guerra de la Convención, resistió la estructura cuadrangular de la obra.
El Castillo de Carlos V destaca no solo por su belleza, sino también por haber sido un lugar habitado por diferentes monarcas. Formaron parte del listado de nobles huéspedes: los reyes Felipe II, Felipe IV, el emperador Carlos V o la reina Isabel de Borbón.
Se trata de una construcción singular que aunque se ha desprendido ya de algunos de los elementos arquitectónicos propios de estas construcciones de la época como son los matacanes, almenas y saeteras, concentra toda su fuerza defensiva en el espesor y solidez de sus muros. Desde 1965 el conjunto amurallado pertenece al Estado que ha cedido su explotación a la Red de Paradores Nacionales.