A su paso por la actual localidad de Castellet i la Gornal, en la provincia de Barcelona (Cataluña), el río Foix bordea una alta peña sobre la cual se decidió, ya en época de la conquista de Tortosa y Tarragona, levantar una fortaleza, el Castillo de Castellet, empleando el río como foso natural.
Documentado en el siglo XII como castillo de Sant Esteve, era una fortaleza que marcaba el límite del condado de la Marca Hispánica con Al-Ándalus. Sabemos que en el año 1178 pasó a manos del rey de Aragón y conde de Barcelona Alfonso II el Castro y posteriormente a varias familias nobiliarias catalanas.
La primitiva construcción del castillo de Castellet se distingue claramente del resto por el uso de enormes sillares de aspecto ciclópeo. El recinto, de planta poligonal, se encuentra rodeado por una muralla y flanqueado por torres defensivas, de las cuales solo subsisten dos; una primitiva de planta circular y otra posterior de planta cuadrada, ambas rematadas por almenas defensivas.
Mención aparte requiere la torre del homenaje, de planta circular, 15 metros de altura y de casi ocho de diámetro, situada en el centro del recinto. Se encuentra desmochada, ya que carece de almenas en la parte superior. Conserva varias troneras verticales que perforan el muro de la torre.
El resto de dependencias del castillo de Castellet son resultado del uso como resistencia que le dieron numerosas familias nobles, destacando los restos de las habitaciones que se encuentran cubiertas por bóvedas de estilo gótico. También de esta época es el tramo de muralla de casi 20 metros de altura y 30 de longitud que se entiende al norte de la edificación.
En cuanto al material empleado para su construcción, sobresales los enormes sillares de piedra unidos con argamasa que confieren al edificio un aspecto compacto y de gran solidez defensiva. Para las dependencias menos expuestas a los ataques se empleó el ladrillo.
En la actualidad, el Castillo de Castellet se encuentra en un excelente estado de conservación, ya que en el año 1928 fue adquirido por el señor Peray, quien lo restauró completamente y le devolvió parte de su aspecto original. Actualmente, es sede de la Fundación Castellet de Foix, la cual ha realizado labores de consolidación y restauración.
