El castillo de Garcimuñoz se encuentra en la localidad del mismo nombre en la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha). Villa denominada antiguamente Segar, fue conquistada en 1182 por el rey de Castilla Alfonso VIII. Existe constancia de que el primitivo castillo se levantó sobre un alcázar árabe, pero fue reconstruido completamente por el marqués de Villena, don Juan Pacheco, en el siglo XV.
El castillo de Garcimuñoz se puede considerar un ejemplo de castillo de tipología de «gran buque» al igual que el cercano castillo de Belmonte. Sus equilibradas proporciones y sus contundentes torres esquineras sorprenden al visitante que se aproxima a él por el valle que da acceso a la localidad.
Formado por un cuerpo de planta cuadrada, el perímetro está delimitado por muros de un gran grosor, y en las esquinas, gruesos torreones circulares desmochados y anchas plataformas desde que la artillería disparaba, ya en el siglo XV, balas de 20 centímetros de diámetro.
Sobre una de las torres se construyó un añadido cuadrangular para albergar las campanas de la iglesia levantada en el interior del castillo a mediados del siglo XVII.
Mención aparte merece la zona de acceso al recinto, que se hacía por una pequeña puerta en codo sobre la que se levanta un espléndido matacán cubierto completamente y sólo abierto al exterior mediante bellísimas troneras en forma de cruz.
El material empleado para la construcción del castillo de Garcimuñoz fue piedra muy poco trabajada y unida mediante cal empleando la técnica de la mampostería.
Actualmente se encuentra en un estado de ruina consolidada conservándose casi todo el recinto exterior. El interior fue prácticamente destruido al empezar a utilizarse su recinto, en el siglo XIX, como cementerio municipal.
El castillo de Garcimuñoz es propiedad del Ayuntamiento de Garcimuñoz y se usa también como iglesia parroquial.
