Un promontorio calizo acoge el castillo de La Iruela, localidad ubicada en la provincia de Jaén, Andalucía. Sobre este promontorio se amontonan las ruinas del castillo mezclándose con las de las murallas y monasterio. Esta localidad de La Iruela ha sido, a lo largo de la historia, un enclave de gran importancia. Restos aquí hallados que se remontan a la Edad del Cobre (3000 a.C.) así lo confirman. Ya en el siglo II a.C. la proliferación de asentamientos íberos en esta zona dejó testimonios en Nubla, muy cerca de La Iruela. En época romana fue un centro de gran actividad pero sería en época islámica cuando alcanzó su mayor apogeo y se levantó la línea de murallas empleando la cima del promontorio como refugio.
Con la conquista cristiana, el castillo de La Iruela pasó a manos del arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada, pasando a formar parte de un gran señorío formado también por la localidad de Cazorla y vinculando al arzobispado de Toledo.
Del castillo de La Iruela hay que destacar sobre todo la torre del homenaje, de planta cuadrada y desmochada que se levanta sobre lo alto del peñasco. De ella parten los lienzos almenados que delimitan un pequeño recinto y que están jalonados por otras torres de planta cuadrada, con sus respectivas troneras, asentadas sobre salientes de la montaña.
La entrada original del castillo de La Iruela se realizaba por una de las torres y tenía un acceso en codo con marcado carácter defensivo. Dentro del conjunto encontramos los restos de un amplio aljibe que abastecía al castillo ante posibles sitios. Por la información que nos ha llegado, debió contar con un tercer recinto hoy desaparecido.
Si se observa, a escasos metros del recinto y por encima de él, los restos de lo que debió ser una atalaya que mantendría contacto visual con la torre del homenaje y proporcionaba un punto más de control sobre el valle que se extiende a sus pies.