Castillo de San Fernando

Castillo de San Fernando

El castillo de San Fernando, considerado como el castillo del siglo XVIII más grande de toda Europa, fue levantado por orden de Fernando VI siguiendo el proyecto del ingeniero Juan Martín Cermeño entre 1753 y 1760 siendo dirigidas las obras por Pedro Martín Cermeño y Juan Caballero.

A raíz del Tratado de los Pirineos, firmado entre la monarquía española y la corona francesa en el año 1659, España cedió a Francia diversos terrenos de la Cataluña septentrional como fueron las comarcas del Rosellón, el Conflent, el Vallespir o el Capcir para poner fin a la famosa Guerra de los Treinta Años. De esta manera, la localidad de Figueres, donde se encuentra el castillo de San Fernando, quedaba cerca de la frontera francesa con lo que se vio obligada a levantar una plaza de armas fronteriza al extranjero.

Castillo de San Fernando

Formado por un pentágono de casi dos kilómetros de perímetro, se nos presenta en distintos planos y diferentes frentes, contando con cinco baluartes, dos hornabeques, dos contraguardias y hasta siete rebellines. Entre el camino cubierto y la propia muralla de la fortaleza encontramos el foso que, con una superficie próxima a las 15 hectáreas, da emplazamiento a las obras defensivas exteriores.

El recinto interior en el castillo de San Fernando lo forman los cinco grandes baluartes y una plataforma o baluarte plano de menor tamaño. Todos ellos se encuentran unidos por sendas cortinas de muralla en cuyo espesor se encuentran ubicadas gasta un total de noventa y tres casamatas de alojamiento y servicios para la tropa.

A nivel del foso oriental se sitúan las caballerizas, capaces de albergar, en su día, a todo un regimiento de caballería bajo una impresionante nave de doble crujía.

Castillo de San Fernando

El espacio interno del castillo de San Fernando lo ocupan nueve grandes edificios de dos plantas destinados a alojamiento de mandos y oficiales con sus familias, y a diferentes servicios. Finalmente encontramos, bajo el patio de armas, la reserva principal de agua potable de la fortaleza, la cual consta de cuatro grandes aljibes de almacenamiento y un circuito de llenado mediante un acueducto subterráneo que se abastece de agua de un manantial.

Parece ser que, ya en su momento, fue considerado como anticuado por algunos ingenieros militares y, ciertamente, su utilidad militar fue nula. Un ejemplo de ello lo encontramos durante la Guerra Gran (1793-1795), cuando la guarnición del castillo de San Fernando resistió el ataque de la República Francesa durante poco más de una semana.

Castillo de San Fernando

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