Castillo de Uclés

Castillo de Uclés

El castillo de Uclés se levanta sobre una colina del noroeste de la provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha). En época de conquista, los continuos enfrentamientos, hicieron que la fortaleza fuera pasando de manos árabes a cristianas incesantemente. En ella llegarían a refugiarse grupos de judíos que pretendían evitar su expulsión en 1492.

Los cimientos primitivos del castillo de Uclés se remontan a una primitiva fortaleza del siglo X donde halló asilo el califa Muhammad III antes de morir envenenado por los emisarios de su enemigo. Muy deteriorado y abandonado, sólo la torre almenada sobrevivió a época cristiana cuando en 1174 la Orden de los Caballeros de Santiago la transformó en prisión para cautivos árabes.

Las torres que hoy se conservan se elevan cerca de 30 metros pero se tiene constancia de que algunas alcanzaron mayor altura. Si añadimos, además, la altura del tremendo peñasco sobre el que se levanta el castillo de Uclés podemos hacernos una idea de la amplia panorámica que se disfrutaba desde sus atalayas, llagando incluso a divisar las torres del castillo roquero de Almenara a casi 20 kilómetros de distancia. Con estas características no es de extrañar que esta fortaleza fuera prácticamente inexpugnable, dado que el enemigo era descubierto mucho antes de que llegara a la zona de murallas.

Castillo de Uclés

Como principales elementos defensivos en el castillo de Uclés destacan la torre almenada del homenaje y otra menor, también de planta cuadrada, que se conoce como la de la Plata, unidas ambas mediante lienzo de muralla. Separada del conjunto se encuentra una tercera torre cuadrangular que actúa de torre albarrana, unida al resto del conjunto mediante un pequeño puente en la parte superior de la estructura. A excepción de la torre del homenaje que sí presenta vanos y troneras, tanto la torre albarrana como la de la Plata sobresalen por su aspecto compacto sin apenas aberturas al exterior.

En cuanto a la muralla, su reconocido en forma de zigzag o cremallera permitía tener una mejor visibilidad, adaptándose a la orografía de la zona. El material empleado en la construcción fue sobre todo la piedra en mampostería, escasamente labrada a excepción, como es habitual, de los elementos defensivos más importantes como la muralla, donde se empleó piedra de Segóbriga trabajada en sillares.

En el año 1526 el castillo de Uclés fue destruido, y comenzó su restauración para convertirlo en un monasterio de estilo herreriano. Los arquitectos no respetaron el carácter primitivo de la obra, que se borraría para siempre. Hacia 1850, con la desamortización de Mendizábal, la orden tuvo que abandonar el edificio. En la actualidad la propiedad está compartida entre el Ayuntamiento de Uclés y la Iglesia católica.

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